Situación incómoda (Priv. Alfred)

Llegaba la hora de almuerzo y estaba bastante agotado mentalmente. Llevaba ya 5 horas seguidas de clases debido a la jornada de mañana y no es por ser limitado, por así decirlo pero al estudiar ponía toda su atención, la que al final terminaba por las nubes, quitándole el apetito. Salió rumbo a las canchas que se situaban en el patio trasero, buscando ubicar algún sitio lo suficientemente solitario como para que nadie lo tomara desprevenido en su momento de letargo.
Suspiró, rodando los ojos para echar una mirada general al lugar. Habían uno que otro sujeto jugando en las canchas de tenis. "Malditos fanáticos" pensó, avanzando un poco más, cuando recordó que un poco más allá se encontraba la piscina. Bien ¿quién iría ahí a al hora de almuerzo? Que supiera aún siquiera se formaba del todo el club de natación, así que apresuró el paso para que nadie lo viera y llegó finalmente al lugar deseado, tomando asiento en un lugar cercano al agua, perdiéndose un poco el reflejo de la misma.
Ahora que estaba ahí recordó. Nunca antes había aprendido a nadar. Cuando muy niño, siempre intentaron enviarlo a clases, pero terminaba huyendo, algo desesperado ante su incapacidad de desplazarse nadando. Con suerte y para "sobrevivir", según él de la muerte por ahogo.
Sonrió algo atontado, jamás aprendería a nadar a esas alturas, ya tenía 16, ya no había podido y al parecer tampoco quería hacerlo. Igualmente y en secreto envidiaba bastante a aquellos que iban a la playa a comerse las olas, aunque sinceramente él prefería sentarse en la arena a leer un libro antes que encontrarse con seres extraños en el mar.

-Vaya idiotez... Espero que en educación física no me dejen en ridículo otra vez. -Citó, recordando cuando en primaria los habían llevado a todos en una piscina temperada, y él había terminado lloriqueando porque no pudo hacer nada y le habían puesto una pésima nota.

Se encontró a si mismo completamente metido en pensamientos banales, llegando a considerar la idea de quitarse los zapatos y mojarse los pies en el agua, como si se tratase de estar en una especie de paseo relajador. Y no se percató de la llegada del otro si no hasta que su voz irrumpió en su apacible tranquilidad, girando levemente el rostro por sobre su hombro izquierdo, encontrándose con una figura masculina... Con el torso desnudo. Sólo hasta entonces enarcó una de sus cejas, pensando en quién le daba el derecho a aquel chico de preguntarle la razón por la que estaba ahí.

-Mi intención no era la de darme un baño, a decir verdad... Sólo vine a ver qué tal estaba la instalación -Siguió en su puesto, sentado en aquel lugar sin siquiera moverse, y volvió a su rostro en la posición normal, no quería un dolor de cuello extra o algo así, además, le había nacido la curiosidad de saber quién era aquel chico. Su rostro se le hacía familiar, quizás... Uno de los de tercero. No, no, en tercero estaba Francis y sus amigos idiotas que vivían molestándole, era obvio que no formaba parte de ellos, así que meditó un tanto más. Seguramente era de cuarto.

-¿Tú si pensabas darte uno? Supongo que vienes de la cafetería, dicen que no es bueno meterse al agua demasiado fría luego de estar con el cuerpo en calor. Provocan calambres y podrías morir ahogado. -Sus dedos jugaron entre ellos de manera deliberada, como prestándole atención más a ellos que al chico presente. No podía ser más que otro engreído... Claro estaba, que un chico común y corriente no tendría el descaro de ir exhibiéndose de esa manera, semi desnudo. El otro día el ego por las nubes, era lo más seguro.

-Soy de segundo, en efecto... Creo que ha sido el curso que menos ha llamado la atención últimamente, me siento algo tranquilo de que sea así.- Seguía sin la intención de moverse, incluso cuando el otro se le acercó y buscaba llevarle al agua, a lo que se negó rotundamente, intentando apartarle con algo de brusquedad.

-Dije que no quería darme un baño. Siquiera llevo la ropa adecuada, y veo que tú tampoco ¿es necesario ese exhibicionismo? -Siguió forcejeando para huir de la insistencia del mayor. Quizás si era demasiado serio para sus cosas, pero también odiaba que se lo tomaran tan a la ligera siempre, que su carácter fácilmente voluble terminase siendo una especie de entretención para el resto... Aquello simplemente lo mantenía a la defensiva, con esa expresión en su rostro de un carácter casi dolido. Sí, solía mantener en su mente la idea que se le acercaban la mayoría de veces con el ánimo de hacerle sentir mal, sólo que jamás lo decía, no hasta comprobar que sus suposiciones eran ciertas.

-Y tampoco tengo intenciones de acusarte, no me interesa, no me interesas, de hecho... Lo que hagas y deshagas es asunto netamente tuyo y si habrá que castigarte, ese ya no es mi trabajo. - Desviaba su mirada en todo momento, no es que se sintiera muy intimidado, pero no le conocía, tampoco deseaba juzgarle del todo, pero sinceramente tener a un tipo semi desnudo tirando de él no era algo que tranquilizara un poco su pulso.

"¿Cómo podrían tomar atención a un grupo que prácticamente sigue siendo del primer año? Eso les hace muy cercanos a ser de primaria aún. " Musitó, encogiéndose de hombros al decir aquella verdad, típica de un pensamiento egoísta y superior propio de un jóven que ya estaba en su último año y gozaba todos los privilegios de ser de cuarto grado. "¿Es muy aburrido? Porque eso me han dicho. Aunque; los de tercero también me aburren. " Dijo, la verdad es que solamente le gustaba hablar con las personas populares; y obviamente, en tercero todos se creían así; lo que le aborrecía.

Se jactó al notar como se escapaba de su agarre, lo que le pareció bastante patético. No era una buena impresión, en lo absoluto; mucho menos para alguien pretencioso como él. No le gustaba el rechazo, nunca le gustaría; por lo que quien se atrevía a rechazarle era simplemente no bienvenido a su grupo. "Eres un aburrido."Contestó de mala manera, soltándole antes de mirarle de arriba a abajo. "¿Nunca has visto a un hombre meterse en la piscina? ¿Qué crees? ¿Que voy a entrar en camisa y pantalones? ¿O es qué acaso te pone 'nervioso?" Preguntó, picándole, alejándose poco después, para tirar de sus pantalones, quedando en los largos bóxers, muy a pesar de lo que el otro dijera. Después de todo, siempre rompía las reglas establecidas por el colegio, y las éticas tampoco le importaban en lo absoluto.

"Si no te gusta, te puedes ir. ¿Ves a qué me refería con los de segundo año? Nadie les quiere porque son como tú, les da miedo hacer todo. E incluso se quejan porque hay gente que si tiene el valor para ello." Sabía que no habían clases de natación en las horas siguientes, por lo que no le importaba estar allí un buen rato. Nunca nadie le había dicho nada acerca de su forma de hacer las cosas, es más, le extrañaba que aún sus compañeros no hubiesen venido ni las mujeres que solían espiarles, típicas porristas.

¿Casi de primer año? Eso no era cierto, por algo era segundo ¿no? La actitud del americano (Obviamente podía reconocer su nacionalidad tan sólo con oír el acento con el que hablaba), era de lo más engreída, arisca por así decirlo, incluso más de lo que mismo inglés podía expresar. Pero no iba a caer, no iba a sentirse ofendido por lo que podría decir un chico que seguramente apreciaba más el número de "fans" que su índice de intelecto.
El sólo pensar aquello hizo esbozar en sus labios una sonrisa de lo más casual, ignorando olimpicamente el hecho de que el otro se desnudaba.

-Puedes decir lo que quieras, sé que me consideras aburrido por cosa de gustos, sin embargo tengo mis razones para no cometer alguna imprudencia en el agua. Si quisiera, lo haría, simplemente. No es que me sintiese del todo limitado a romper las reglas, sé y estoy consciente que cuando lo hago, soy lo suficientemente listo como para no dejar huellas. Y no, al contrario que tú no me interesa impresionar a nadie... -Se quitó el saco, dejándolo a un lado mientras se acomodaba en su puesto, no pensaba irse, no cuando se le imponía un reto como tratar con alguien como el chico frente a sí.

Sin mucha prisa, desabotonó los puños de su camisa, para arremangar la misma hasta los codos, apoyando éstos sobre sus propios muslos, fijando la vista de manera bastante insistente sobre la silueta ajena que se desplazaba por el agua. Guardaba silencio, quizás porque esperaba alguna réplica de su "acompañante" y realmente no le emocionaba mucho seguir con una discusión. Lo cierto era que el inglés, perteneciente a otra clase de "bando" en la escuela, sentía una disimulada curiosidad hacia la gente a la cual se denominaba popular. Qué tenían, además de el físico atractivo. No podía convencerse a sí mismo, porque por otro lado estaba ese carácter tan ególatra... Pero conocía a otros así, otros que no serían populares ni vendiendo sus almas al diablo. Sin embargo el rubio de ojos azules... Quizás sólo era una cosa de tacto, hormonas o Dios sabrá que.

Se dedicó a ignorarle por un largo rato, tan solo adentrándose en la helada agua de la piscina, sonrió de forma forzada al sentir su piel erizarse por el tacto frío contra su cálida piel. Entrecerró los ojos; no le había importado entrar de un chapuzón; puesto que así pudo disimular; en parte, el hecho de que estaba congelándose gracias a las bajas temperaturas. Aunque no era la primera vez que estaba allí, al contrario, tan solo le tomó algunos minutos sumergirse en el agua, dando algunas brazadas para ir calentando los músculos, que en efecto resultaba bastante bien.

No solo lo hacía para comenzar a moverse, sino para meditar su respuesta a las palabras que había soltado el británico. En realidad, Alfred estaba seguro de que nunca se equivocaba; por eso estaba ligeramente molesto ante la idea de que le refuten sus palabras. Cómo pensó anteriormente, no le agradaba en lo absoluto aquel creído inglés. Si hubiera estado de mal humor, ya se habría atrevido a meterle en la piscina a las malas, o incluso le hubiera dado una pequeña lección metiéndolo a la papelera. ¡Lástima que no tenía suficientes ganas para ello! Culpa del tennis que le cansaba de más.

Alcanzó finalmente la pared de la piscina, presionando uno de sus pies contra esta para lograr darse la vuelta y sacar su cabeza del agua, asomándose para ver al más pequeño, ahora que tuvo tiempo para meditarlo, aceptaba que era la primera persona que no le había hablado con su falsa actitud de ser "cool" para que les incluyese al grupo de los populares. Chasqueó la lengua, observándolo desde allí; intentando recordar algo, lo que fuese, del grupo de segundo grado. Nada venía a su mente, absolutamente nada. "A mí me divierte dejar mi huella, así me identifican. " Contestó con obvio sarcasmo, puesto que obviamente su forma de actuar no tenía nada que ver con los demás, o eso le gustaba creer. "Hey, ¿No era en tu curso que había un niño que no sabe nadar aún?" Preguntó, dejando al aire por fin el único chisme del cual se habían burlado de los del grado del menor.

Su mirada seguía la figura ajena de un lado a otro, pero extrañamente no era como si lo estuviese viendo fijamente, de hecho sólo lo seguía por mero instinto, ya que nada más parecía moverse en todo ese enorme lugar, ni las plantas que se podían ver a través de los cristales que daban al patio. Era extraño pero estaba consciente de las reacciones ajenas, de frío y de la manera en la que se acostumbraba al agua. Era algo que había aprendido a identificar ya que, desde pequeño que cuando asistía a balneareos, sólo se limitaba a ver. Inclusive encontraba una ligera diversión en ello, simplemente en ver al resto disfrutar, no quería admitirlo pero también había un dejo de envidia.

Si claro, eso era lo que el americano creía, pero el inglés daba por sentado que había una manía ahí por llamar la atención. Una vez que comenzaba a recaer en ese pensamiento, fue cuando la pregunta lo sacó de su nube analítica, apretando la mandíbula en un gesto nervioso.

-No realmente... Es decir, sí, sí... Hay alguien que no sabe nadar. Pero creo que eso no es motivo de burla, hay gente que no aprende a andar en bicicleta, y no les dicen nada, no es como si nadar fuese un asunto de vida o muerte a menos de que acostumbres a ir en barcos o cosas así, y en ese caso tampoco es necesario nada, existen los chalecos salvavidas. -Dicho aquello optó por quedarse callado, no decir nada o más bien no seguir delatándose. Claro, siempre había tomado en cuenta lo que implicaba el nunca haber aprendido a nadar. Anteriormente y como cualquier niño normal se llenaba de miedos, pero finalmente se fue autoconvenciendo de que habían soluciones y no era un problema tan grave como creía.

Siguió moviéndose a lo largo de la piscina, disfrutando de aquella sensación que prácticamente le calaba los huesos y le hacía sentir completamente como nuevo. No sabía cómo podía existir gente que se quejase de las clases de natación cuando estas fácilmente podrían subirle la nota a cualquiera. Para él; era una las cosas más simples; adoraba el agua, el sentirse libre y poder expresar cada uno de sus impulsos a través de movimientos especializados como eran las brazadas e incluso el famoso nado de mariposa.

¿Era posible entonces que alguien pudiese quejarse de ello? Eran dos horas académicas perfectas de pura relajación; dejar de lado los estudios, los exámenes y las tareas por al menos unos cuantos minutos antes de volver a entrar a los salones que más bien le parecían una prisión. Por eso, cuando se encontraba solo en la piscina, podía disfrutar en demasía de aquella estancia, a diferencia de cuando se encuentra con sus amigos y se ve en la presión de hacerse notar ante los demás.

Lástima que hoy si tenía a alguien a quién contestarle, y que al lograr escuchar la opinión del británico, hubiera claramente preferido estar sin nadie. “¿De qué hablas? Que alguien de tantos años no sepa montar bicicleta también es patético.” Respondió, sin importarle lo que pensara el menor. Lo que le parecía extraño es que, con la gente que había hablado de segundo grado, aquel asunto parecía ser divertido; pero para el extraño inglés no. “¡No me digas! Eres uno de sus amigos y por eso lo defiendes; ¿No? “ Se rió un poco, metiendo la cabeza en el agua por unos segundos para comenzar a hacer respiraciones. “Don’t be ridiculous, saber nadar es algo necesario, no solo porque lo necesites aquí como materia, sino que; obviamente van a haber lugares a los que te inviten, como playas o piscinas, donde no podrás utilizar chalecos salvavidas. Y defiende cuanto quieras a your dear friend. Seguramente es de esos sabelotodos, ¿No? Que de seguro piensan que con su cerebro podrán superar a todos. Hah.” Rodó los ojos, menos mal que nadie le veía hablando con el amigo de una persona tan perdedora, aunque por suerte el americano no sabía que era el rubio quién no sabía nadar.

Se incorporó, cosa de quedar apoyado con las rodillas y manos al suelo, gateando hasta la orilla de la piscina con una mirada un tanto insolente. ¿Qué se creía? Ya iba a ver, estarle ofendiendo de esa manera sin conocerle... El hecho de que no supiera nadar se debía a un importante sucedo durante su infancia. Obvio que aquello no se lo decía a nadie, no era la idea crear lástima ni excusarse porque sí, era su culpa el no saber nadar, pero era su opción ¿no? Y quello no le impedía ir a la playa, o mojarse los pies en la misma. A él simplemente no le gustaba sumergirse en el agua y ya, como a otros no les gusta tomar sol, o andar bajo la lluvia.

-Creo que hablas demasiado sin conocer a las personas ¿no te da vergüenza? Si no sé nadar es asunto mío. -Claro, ahora se delataba, pero era porque quería defenderse directamente. A él no le iban las mentiras, no por mucho tiempo por lo menos, porque... A pesar de creer ser alguien bastante racional, siempre terminaba siendo guiado por sus impulsos, unos bastante torpes por así decirlo, o por lo menos, lo terminaban metiendo en grandes aprietos por culpa de su orgullo.

-Y no me creo más por tener cerebro, sé que hay muchas cosas en las que fallo también, como cualquier ser humano ¿acaso tú eres perfecto? No he querido juzgarte aún a pesar de que das muchas razones para hacerlo... Es decir, que yo sepa no te he hecho nada, igualmente luces como alguien que quiere sacarme de aquí a patadas sólo porque soy distinto. -Entrecerró los ojos, le miraba como si fuese algo borroso a decir verdad, era difícil de todos modos quitar el deje infantil de sus expresiones. Pero a veces, y sólo a veces podía comportarse como alguien con un grado aceptable de madurez.

Ignoró la forma en la que el menor se acercaba; no prestándole atención por el simple hecho de estar concentrado en lo suyo hasta el punto de ignorarlo por completo. El americano no tenía ni el menor interés en cuanto a lo que su entorno se trataba. Por este motivo, no fue sino hasta escuchar aquella desconcertante información cuando se detuvo enseguida, frunciendo el ceño enseguida. No podía ser, ¿Se rebajó hasta el punto de hablar con alguien tan patético? ¿No era una clase de broma estúpida por parte de sus amigos? "¿Qué has dicho?" Preguntó, una sonrisa burlesca; nadando hasta la orilla de la piscina con cierta curiosidad.

"Por ese motivo es que defendías tanto esa estúpida idea, ¿No?" Soltó una carcajada, sin importarle la posibilidad de herir los sentimientos del rubio, después de todo no era nada suyo como para tener menor consideración por el menor. "Obviamente te quiero lejos, ¿Sabes como afectaría mi status el que estés por aquí?" Preguntó, frunciendo la boca. Rodó los ojos, hasta que algo llamó su atención por completo, y logró dejarlo de una pieza. Por el camino de tierra que dirigía a los alumnos del campus a la piscina parecían caminar dos de las atractivas porristas que solían entablar conversaciones con él. Oh no, no podrían verle con él. No podría; ni dejaría que lo notasen. La idea no era perder la popularidad que tanto le ha costado ganar.

Se acercó al inglés, jalándole del brazo sin importarle que su mano mojada lograse humedecer el cuerpo ajeno. "Shut up, don't say a thing." Ordenó, antes de impulsarle dentro del agua, lo suficientemente rápido como para tenerle consigo antes de que estuviesen lo suficientemente cerca para darse cuenta. Era extremadamente impulsivo hacerlo; pero hasta hace poco, el rubio había desarrollado una clase de atracción por una de las feminas, tener una imagen impecable era lo mejor. Al estar dentro de la pisicina con el otro, logró nadar hacia abajo, conteniendo la respiración sin mayor problema, obligando al ojiverde a hacer lo mismo por algunos cuantos segundos, hasta escuchar la chillona voz de una de las adolescentes dispersarse.

Necesitando respirar nuevamente, le soltó enseguida, sacando la cabeza de las profundidades para alcanzar el aire y dejar el oxígeno entrar a sus pulmones; por un momento, había olvidado el hecho de que el otro no sabía nadar; tan sólo estaba bastante satisfecho con poder esconderse tal cómo lo haría un niño de primaria; en situaciones así era posible que dejase de lado eso de ser maduro, bueno, más de lo normal.

Le dolía, ¿por qué negarselo a si mismo? La verdad, no le gustaba ser ofendido, ni nada por el estilo y menos aún que le ignorasen de esa manera. Claro, seguro no estaba a la "altura" de la gente popular, pero con ese comportamiento tan desagradable imaginaba que no era precisamente altura lo que tenían, si no que parecían estar en un nivel subsuelo que el común de la gente suele adorar.
Claro, porque lo popular finalmente se aplica a la mayoría, y la mayoría por tanto son cerebros menos pensantes. Ahí estaba, explicación simple antes de desconectar su mente cuando su cuerpo hizo contacto con el frío del agua, sumergiéndose a la vez que recordó, casi en un segundo, que todo parecía un deja vu y sólo pudo contener el aire, sin moverse, estático como una piedra en incapaz de salir a flote.
Tenía los ojos fuertemente cerrados, así que nunca se enteró de que el otro ya se había ido a la superficie, más sus pulmones necesitaban conseguir oxígeno y no podía pensar exactamente bien.
Abrió la boca entonces, y tragó todo el agua posible, abriendo los ojos a la par, mientras que sus brazos se movían sin reconocer alguna manera de avanzar sin que siguiera hundiéndose y algo le dijo que su vida terminaría ahí o algo así. No quería, pero bueno luego aquel idiota engreído iría a la cárcel o algo así.... No, pero ¿a costo de su muerte? No, no, prefería mil veces estar vivo e hizo un esfuerzo sobrehumano por salir a flote, lo cual consiguió en una fracción de segundo antes de volver a hundirse, y comenzaba a cansarse, ciertamente.

Pasó los dedos por sus cabellos rubios, sintiendo las gotas del agua helada resbalar por su cuerpo, respirando de forma profunda para poder así acompasar el ritmo irregular que continuaba invadiéndole gracias al tiempo que mantuvo aguantando el aire. Estaba muchísimo más tranquilo ahora, y la sensación de haberle ganado al tiempo y evitado una situación incómoda. "Estuvo cerca" Musitó para sí mismo, reviviendo la escena como una clase de bizarra película, hasta reaccionar y llegrar a la conclusión de un detalle importante.
El británico le avergonzaba por una razón; ¿Cual era esa?, que era uno de los objetos de burla de los grupos populares, porque al parecer el menor no sabía nadar; llegaron las dos porristas y su solución inmediata fue lanzarle al agua, bastante impulsivo en realidad; pero el error que cometió fue justamente no pensar en el hecho de que hizo sobrevivir en el agua al único hombre de la institución que no sabía nadar. Sintió las ondas del agua chocar contra su cuerpo, volteándose enseguida para percatarse de cómo el británico estaba luchando consigo mismo para poder salir a la superficie y tomar aire. No supo si reírse o no, la verdad es que ahora que nadie le veía, fue capaz de jalarle de uno de los brazos, y, a través de la muñeca, acercarle hasta él. Lo suficiente como para ayudarle a respirar nuevamente; por la forma en la que actuaba, podía asegurarse de que estaba asustado.
"Intenta respirar más lento, bro." Dijo, uno de sus brazos rodeó el cuerpo del inglés, manteniéndole así a flote por un rato. "Ya está; cálmate, dude" Rió un poco, sabía que no era divertido para el otro, pero él lo encontraba completamente diferente; aunque prefirió guardarse un comentario para luego.

Ya se había dado por muerto, hasta que una mano lo sacó de ese infierno que estaba viviendo, tomando una gran bocanada de aire una vez que estuvo afuera, aferrándose al otro como si de un salvavidas se tratase. ¿Que se calmara? Claro que no podía, estaba asustado, nervioso, casi muerto de miedo y tuvo que, prácticamente treparse sobre el otro para alejarse lo posible del agua, aferrándose al otro con las manos a su cabeza, apegándolo contra su pecho, en el cual su corazón golpeaba con tal fuerza que sentía que se le iba a salir.

-¿P-p-por qué hiciste eso? Casi me matas... - Le puso una mano en toda la cara, sin saber muy bien de donde afirmarse. Sentía el cuerpo pesado, quizás por toda la ropa que llevaba encima y ahora yacían completamente empapadas. La realidad era que su único deseo era salir cuanto antes de la piscina, pero al escuchar al otro reír de esa forma le hizo irritar de sobremanera.

-¿Qué es tan gracioso? Quisiera verte en mi situación, eres un maldito insensible ¿y así pretendes que me quede callado? - Y dicho aquello comenzó a lagrimear, aunque realmente no se notaba por el agua que escurría de su cabello y resbalaba por el rostro. Al menos aquello se disimulaba, lo seguro era que si el americano notaba como se sentía, se burlaría aún más.

Se quedó callado al notar como le cogía aún más firme de lo que él se había molestado en establecer, parpadeando al sentir el cuerpo ajeno temblando; sentirle tiritante y de aquella manera debería haber sido divertido, y en efecto, de estar con sus amigos ya le hubiera empujado hasta lo más profundo de la piscina, para esperar un buen rato y notar si se había ahogado o no.

"Pensé que ya era hora de que te enseñase a nadar." Mintió cómo si nada, cerrando los ojos al sentir la mano ajena contra su rostro, moviéndose enseguida para alejarse de esta. "Come on, no lo haces tan mal; si te hubieras quitado la ropa antes; te habría ayudado mejor." Sonrió ladino, moviendo un poco las piernas al notar que los movimientos ajenos incluso le dificultaban a él la faena de mantenerse a flote en aquella piscina de dos metros de profundidad.

Aunque su sonrisa se desapareció poco después; casi apenas escuchó las palabras ajenas; él ya había estado en lugares que le mataban de miedo, y fue adelante porque así pretendían los demás que debía hacer. "Quizás es tiempo de que lo superes; Y'know. No puedes esconderte de la piscina siempre; si no hubiera sido yo, tal vez uno de mis amigos lo habrían hecho. Te aseguro que no te habrían ayudado luego. " Contestó, entrecerrando los ojos. "No quise asustarte así; pensé que saldría bien; estabas conmigo después de todo. " No le gustaba disculparse, y en realidad solo hizo una lejana imitación a lo que era una disculpa, y que sólo fue impulsada de sus labios al escuchar el tono en que le había hablado el menor. Sus mejillas y ojos se encontraban rojos, casi le decían que estaba llorando, pero estaba inseguro de que lo estuviese haciendo en realidad.

De lo que sí comenzó a darse cuenta enseguida, era que la actitud del americano era tan hostil como desde un principio, pero no podía contradecirlo más, no le convenía de todas maneras. No mientras se encontrase en el territorio donde todo estaba en su contra. Sólo pudo agachar la cabeza, comenzando a soltarse para intentar aferrarse con las manos a la orilla de la piscina, buscando ahí un resguardo para no volver a hundirse.

-Tus amigos no suenan nada amables ¿sabes? De todas maneras confío en el karma... -Se quitó el exceso de agua con su diestra, echándose los cabellos hacia atrás mientras tomaba bocanadas de aire, comenzando a toser gracias al agua que había bebido mientras se ahogaba. Sobraba mencionar que era sumamente desagradable, sumándole el hecho de que sabía casi a cloro puro. Oh no, ahora que lo pensaba... Claro, cloro. Se iba a estropear el uniforme y ¿qué le diría a los inspectores? No tenía excusa, la lavandería no cometería esa clase de errores.
En un intento desesperado por salir, aferraba sus manos a la superficie del suelo pero resbalaban por culpa de la humedad, incapaz de volver a subir al concreto, quedando pegado a la orilla, notoriamente abrumado.

-P-prefiero mil veces esconderme de la piscina a volver a vivir una experiencia así. Intenté miles de veces volver a nadar, pero simplemente no puedo... -Apoyó la frente en el borde, al menos el llanto había cesado en ese momento, por lo menos las lágrimas silenciosas sí, aunque su pulso no se calmaba mucho, estaba nervioso, claro siempre que siguiera metido en el agua estaría así de nervioso.

Se rió ligeramente ante la respuesta proveniente del menor; en parte porque le parecía divertido que dijese un comentario tan obvio en un momento como era ese; pero no iba a criticarlo, solía encarar las cosas con la cara irónica a solamente ver lo mal que se encontraba durante una situación en particular.
“Por eso mismo, deberías sentirte con suerte de que no soy así como ellos; al menos no siempre.” La verdad es que le costaba no burlarse de lo que sucedía; y aún cuando lo estaba intentando lo mejor que podía, fallaba de vez en cuando; sobretodo cuando el otro intentaba salir de la piscina y terminaba resbalándose. “Si no aplicas bien la fuerza de los brazos, nunca podrás subir. ¿Es mi idea o tampoco practicas ningún deporte?” Pregunta, enarcando una ceja mientras rodaba los ojos a su alrededor; no había nadie aún, podía arriesgarse.

“Come on; No saldrás de ningún lado hasta que superes tu miedo estúpido.” Dijo antes de jalar al inglés hacia él una vez más, frunciendo la boca antes de jalarle de la camisa, deshaciéndose de algunos botones . “Con ropa no podré enseñarte, you know? Estarás más pesado de lo que de por sí ya eres. “ Advirtió sin pedir permiso para continuar, típico del americano después de todo. No le veía ningún motivo para alterarse, estaba con alguien que sabía nadar y estaba dispuesto a enseñarle. ¿El motivo? Quizás le daba incluso algo de pena la forma en la que el otro parecía escaparse de algo tan común y corriente como lo era el agua. No le encontraba lo terrible ni lo temerario a adentrarse a una piscina; por lo que suponía que no podía ser tan difícil. Aunque, por los pocos minutos con los que había interactuado con el británico, pensó que la mejor forma de convencerle era hacerle sentir la necesidad de ello. Por eso se movió hacia la mitad de la piscina, arrastrando al rubio consigo. "Aquí no te queda de otra, o aceptas, o aceptas. "

- Fine, fine! ¿Puedes dejar ya de tirar de mi ropa? - Los botones ya se habían ido al demonio y estaba siendo arrastrado al centro de la piscina. Genial, sencillamente genial. Ni le había dado el tiempo de deshacerse de la ropa y ya estaba ahí. Tendría que pedir un nuevo uniforme, sus padres lo regañarían, oh no ya veía venir todo aquello.

-Y no, no practico deportes, nunca fue mi fuerte... - Al menos ahora tenía la seguridad de usar al estadounidense como apoyo para no ahogarse, y con torpeza comenzó a quitarse las prendas que le molestaban, tirando la camisa a un lado, arrugada. Luego le siguieron los zapatos (los más difíciles de quitar, por cierto) y finalmente los pantalones, quedando en las mismas condiciones del mayor, luego de lanzar todo a un lugar más seguro. Odiaba tener que hacer todo aquello, realmente lo odiaba, pero en el fondo la única razón por la que no le picaba un ojo al otro para luego huir cobardemente, es que en el fondo el americano tenía buenas intenciones.

En el fondo, quizás MUY en el fondo. O tal vez lo interpretó mal. Pero ya qué, era eso o armar pelea, igualmente saldría perdiendo en una pelea así, más porque ahora seguía aferrado al otro rubio, viéndolo seriamente como un salvavidas.