Compartiendo la pizza. [Emma]

¿De dónde había sacado esa botella de cerveza estando prohibido el alcohol en la escuela? ¿y por qué demonios se la había bebido toda siendo conciente de que casi no tenía resistencia al alcohol? tal vez porque se sentía un poco sólo, su compañero de habitación casi nunca estaba (aunque tampoco le agradaba cuando estaba) y sus padres, además de mandarle dinero para sus gastos y cosas, no se preocupaban de nada más, seguro que si algún día se moría, nadie lo notaría y continuarían sus vidas como si nada.
Ya casi oscurecía y estaba solo, borracho y con una caja de pizza en su habitación, que había pedido hace un rato, aunque ahora que lo pensaba era demasiado grande para el solo y no quería desperdiciar ni una sola pieza de ella, pero tampoco quería darsela al idiota con el cual compartía la habitación, tenía que pensar en algo. Por suerte no se le hizo demasiado dificil pensar en alguien, no tenía demasiados amigos, de hecho sólo tenía uno y esa era la belga.
Sin pensarselo mucho (tampoco es que en el estado en el que se encontraba pudiera pensar demasiado) cogió la caja con la pizza y salió de la habitación, encaminandose hacía el pasillo de los dormitorios de las chicas con cautela e intentando ser silencioso, no podía dejar que le vieran allí, eso, junto con lo mareado que estaba, hicieron que le tomara bastante tiempo el llegar hasta el dormitorio correspondiente, e incluso después de las ''dificultades'' que tuvo que pasar para llegar, lo pensó detenidamente antes de golpear, ¿qué iba a pasar si estaba con su compañera? ¿y si lo echaba a patadas por estar borracho? no podía ser tan cruel, además no estaba tan ebrio, o al menos eso pensaba él, y respecto a la otra chica, daba igual, prefirió sencillamente ignorar ese detalle.

- Emma, Emma... -Llamó en voz bajita mientras golpeaba despacito la puerta cuando finalmente se decidió a hacerlo.

Estaba tranquila en su habitación, sola, su compañera no había llegado todavía, quién sabe dónde estaría en ese momento. Realmente nunca habían hablado así que por ahora, le daba igual. Comenzó a quitarse el uniforme, para irse a dormir desnuda, que hacía calor y le daba pereza ponerse la pijama. Comenzó con la falda, y en el momento en el que iba a quitarse la corbata para luego retirar la camisa, escuchó un golpecito en la puerta, era débil, o ella escuchaba mal, pero alguien la llamaba en susurros. Supuso que era su compañera y fue a abrir la puerta, sin reparo, estaban entre chicas, no iba a vestirse para atenderla. – Hola, Jul~ puedes pa… – Antes de acabar la oración notó que esa persona no era su compañera, ni siquiera era una chica… Era… ¿Era Lovi? ¿Qué hacía ahí? ¿Por qué traía una caja de pizza? ¿Y de dónde venía ese olor a alcohol? …

Se detuvo unos segundos a recapacitar y abrió la puerta para que pasase. – ¿Qué pasó Lovi?... – Por muy poco pesimista que fuese, no pudo evitar pensar en que algo malo había pasado, era realmente extraño que se apareciese así como así, ahí sin aviso.

Comenzó a olfatear alrededor del italiano y sorprendida abrió los ojos, reconocía ese olor sin problemas, convengamos que se crió entre la cerveza. – ¿De dónde la sacaste, Lovi-Love?. – Suspiró y lo tomó del brazo, por miedo a que se cayera o algo así, tratando de atraerlo lo más rápido posible para cerrar la puerta por fin de un golpe con la cadera, deseando que su compañera no llegara hasta que él se fuera. – ¿Se te dio por beber? ¿En qué estado estás? ¿Necesitas dormir? – Estaba preocupada, sabía cómo eran las borracheras, como buena belga había visto varias y había sentido una en carne propia… Maldita y deliciosa cerveza artesanal de Bélgica.

– ¡No puedo creer que vinieras a la habitación de las chicas, en la noche, sin avisarme! Fue un riesgo grande, ¿Qué hago yo si te encuentran y te expulsan? ¡No tengo manera de contactarte luego!... – Realmente no estaba enojada, más bien sorprendida y bastante intranquila por su amigo.

Para ser sincero, nunca se imaginó que al abrir se encontraría con la chica a medio vestir... había visto la ropa interior de la belga ya muchas veces, porque la chica era demasiado distraida y nunca se daba cuenta de lo mucho que mostraba, pero ninguna de esas veces se comparaba siquiera con la imagen que ahora le deslumbraba, pensó que su nariz comenzaría a sangrar como aquella vez en la que su rostro se vió atrapado entre esos exuberantes pechos, daba igual lo que ocurriera, siempre y cuando pudiera aguantarse y no lanzarsale encima como un animal, el problema era que... estaba borracho, y en ese estado le era muchisimo más dificil poder comportarse como un caballero. No fué capaz de responder a la primera pregunta, y se quedó de pie allí mirandole como idiotizado, al menos hasta que la chica le tomó del brazo, jalandole con la brusquedad suficiente como para hacerle volver en sí, entonces volteó a verla, y el rojo en sus mejillas se intensificó.

- N-No me van a encontrar... si me quedo aquí... Lo siento, Emma... -Desvió la mirada hacía otro punto de la habitación para distraerse, y tanto por el alto grado de alcohol en su organismo, como por lo avergonzado y nervioso que estaba, se le hacía bastante dificil modular, por lo que no hablaba con claridad, y tampoco estaba pensando antes de decir las cosas.- N-No es que quiera dormir contigo, pero... ¡che palle! -Maldijo en su idioma, odiandose a si mismo por ser tan idiota, si tan solo se hubiera quedado solo con su pizza...

Suspiró y lo sentó en su cama de un tirón para que no se mareara o cayera, quién sabe las maneras en las que puede lastimarse un borracho y obviamente lo que menos quería era que su amigo se lastimara. Notó el impresionante rojizo de las mejillas del pequeño italiano y casi inconscientemente posó sus labios en la frente del mismo, para tomarle la fiebre. – ¿Cómo te sientes Lovi, te duele algo? – Al parecer no tenía fiebre, pero sí estaba algo tibio, quizá le dolía la cabeza o algo de eso.

–No te preocupes, ya está… Ahora esperemos que realmente no te encuentren. – Recorrió la habitación buscando algo que ponerse para no estar tan visible ante su amigo, aunque bueno, todo lo que encontró fue una remera bastante ajustada y un pequeño pantaloncito de tela que entre ocultaba y dejaba mostrar, prácticamente era como si no tuviese nada puesto porque la ‘telita’ blanca era casi transparente. Pero bueno, su amigo no estaba en condiciones como para que ella se preocupara por qué llevaba puesto, en realidad le daba demasiado igual.

Prácticamente no entendía nada de lo que el chico le decía, captó muy poco de su último comentario. – No te entiendo, Lovi, ¿Dices que quieres dormir conmigo? ¿O que no necesitas dormir?... – La última palabra en italiano sí que no la había entendido para nada, es decir, sabía que el muchacho la usaba mucho y todo el tiempo, pero jamás preguntó qué significaba. O al menos ella no lo recordaba.

Notó una caja que había traído él y la tomó. – ¿Qué trajiste Lovi? ¿Es pizza? – Abrió la caja y sí, precisamente lo era, pero muy prontamente la cerró y dejó sobre una mesada. – Comer estando ebrio va a hacer que te descompongas y vomites… – Suspiró y se sentó a su lado. – Lovi, estoy preocupada… – Hizo una pausa y prosiguió. – Primero, quiero saber de dónde sacaste lo que hayas tomado… – Y realmente quería saberlo, olía a cerveza, y si había por algún lado, ya la estaba deseando. – Y segundo, por qué lo bebiste, o más bien, por qué viniste hasta acá… En el pasillo te podría haber visto un monitor o algún encargado o docente y seguramente ibas a meterte en muy grandes problemas…– Quería abrazarlo y decirle que no se preocupara, que ella iba a encargarse de él como buena hermana mayor o tal vez menor que era, lo cuidaría hasta que se encontrara mejor, pero su impulso se detuvo antes de que lo hiciera, tenía que darle su espacio por si le dolía alguna parte del cuerpo… – Lovino… – Sólo dijo su nombre casi en un susurro, no hizo nada, ni siquiera se movió. Esbozó una pequeña sonrisa y esperó a que el pobre y seguramente mareado italiano pudiera responder alguna de sus preguntas.

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